Artistas del Museo
Enrique Zofío Dávila
Enrique Zofío Dávila es el primer y principal escultor del Museo Olavide. Nació en Carabanchel (Madrid) en 1835. Desde muy joven tuvo aptitudes artísticas ingresando en la Real Academia de San Fernando con sólo 14 años. Allí destacó como estudiante y en los años 1852-1854 obtuvo Mención Honorífica en el área de Pintura y Escultura, especializándose, más tarde, en el estudio de la escultura y modelados.
Ingresó en el cuerpo de Sanidad Militar con 29 años como escultor del Museo Militar, donde continuaría hasta su retiro en 1911. Su relación con lo castrense le acompañará toda su vida prestando sus servicios a distintos hospitales, museos e institutos relacionados con la sanidad militar como el Museo de Carabanchel, actual Museo del Ejército.
Su obra en el Museo Olavide es prolífica. Es el autor de más de 400 piezas. Muchas de esas piezas, concebidas como material didáctico, pueden verse hoy, no sólo en el propio museo, sino en otras instituciones como la Universidad de Granada que contiene réplicas de las mismas.
En el año 1878 (del 4 de agosto al 15 de septiembre) le fue concedida una comisión de servicio para asistir a la Exposición Universal de París, asesorando con diseños y bocetos a D. Cesáreo Fernández Losada y D. Nicasio Landa, también escultores anatómicos.
De nuevo, en 1882, vuelve a la “ciudad de la luz” para perfeccionar su aprendizaje en escultura anatómica.
Su técnica es depurada y minuciosa. Los vaciados de yeso realizados a los pacientes para la elaboración de las figuras de cera aún se conservan en el Museo Olavide.
Falleció en Madrid, en una fecha todavía indeterminada, aproximadamente en 1915
José Barta Bernardotta
José Barta Bernardotta nació en Barcelona en 1875. Provenía de una familia artística que destacó especialmente en el teatro y la música.
Vivió en la calle de Los Tres Peces, cercana a Atocha y al antiguo Hospital de San Juan de Dios de Madrid.
Fue un personaje bohemio, pintor renombrado y al que se le concedió la medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes.
Se desconoce el comienzo de su trabajo en el Museo Olavide, pero en una película del año 1927 (“La terrible lección”), aparece enseñando el museo a una serie de personalidades que visitan el Hospital San Juan de Dios, entre ellos los Dres. Julio Bejarano, José Sánchez Covisa y Fernando Castelo.
Llevó a cabo numerosas obras, algunas en colaboración con su sucesor Rafael López Álvarez. Sus figuras destacan por su trazo rápido, colores vivos y una concepción global de la pieza. Como detalle relevante, cabe mencionar, que entre las figuras del Museo Olavide realizadas por él, no hemos encontrado ninguna con numeración o historial clínico.
Según sus familiares era un personaje muy conocido en el mundillo artístico madrileño y muy querido. Falleció en Madrid el 23 de marzo de 1955, cuentan que el cortejo fúnebre, a modo de homenaje a la labor que realizó, se detuvo al pasar por el Hospital San Juan de Dios en la calle Doctor Esquerdo.
Rafael López Álvarez
Nació en Madrid el 20 de septiembre de 1898. Se diplomó en Bellas Artes y ejerció además como profesor de dibujo.
Comenzó a trabajar en el Museo Olavide entre 1915 y 1920, donde se formó con José Barta, con el que realizó algunas figuras conjuntamente, pero individualmente apenas firmó 5 obras. Por las intervenciones que hemos encontrado en las figuras, podemos asegurar que se dedicó principalmente a la conservación y la restauración de las ya existentes.
También sabemos que presentó dos pósteres en la campaña de la Lucha Antivenérea en 1926 para concienciar sobre los estragos que causaban la gonorrea y la sífilis. Pósteres adquiridos por el Museo Olavide en 2018 y que enriquecen, aún más, la colección.
Durante la Guerra Civil se encargó de enseñar el museo a los soldados del bando republicano para que vieran los estragos de las enfermedades venéreas y así amedrentarlos y persuadirlos en sus prácticas sexuales. Se declaró racionalista, republicano y admirador de Ferrer i Guardia.
Su protagonismo dentro del Museo Olavide radica, según las investigaciones que hemos realizado hasta ahora, en que se encargó personalmente de dirigir el embalaje de la colección del Museo Olavide en 1966 ante la inminente demolición del Hospital San Juan de Dios. Conjuntamente a este trabajo, realizó el último inventario de la colección, además de conceder algunas entrevistas a periódicos como el ABC advirtiendo del error que cometían embalando y olvidando este legado. Posteriormente, se le pierde la pista hasta encontrar un reportaje para una revista en el año 1978, en el que habla del recuerdo del museo, su importancia y el trabajo que desempeñó en él.
Falleció en la misma ciudad que le vio nacer, el 31 de julio de 1987.