Rafael López Álvarez, fué junto a Enrique Zofío y José Barta, cero-escultor del Museo Olavide. Se ocupó de la realización y la conservación de las figuras de la colección durante la última etapa de este. Además fue profesor de dibujo; durante varias décadas impartía clases en su estudio situado en el número 78 de la calle San Andrés de Madrid.
Hoy, y gracias a la ayuda desinteresada de su sobrino Javier Hurtado, hemos podido contemplar y fotografiar aquellos dibujos. Son en su mayoría retratos, ejecutados a lápiz, carbón, acuarelas o pastel.
Tanto en el retrato a carbón sobre papel de una anciana que nos observa sentada, como en el retrato de la tímida aldeana que posa para el artista, nos muestran un tema recurrente, y es que como bien apunta su sobrino: “la casa de mi tío la recuerdo llena de cuadros con mujeres como protagonistas”.
Un hallazgo que nos ofrece un rasgo más sobre la personalidad del último de los escultores del Museo Olavide, y que ya forma parte del archivo digital.
Lunes 7 de Octubre del 2013